MODELOS CURRICULARES
Empezaremos
por determinar que es el currículo, para luego definir que es el diseño
curricular, modelos curriculares, sus elementos y características.
DEFINICIÓN DE CURRÍCULO
La
teoría curricular, es un conjunto de principios teóricos de carácter político,
filosófico, psicológico y pedagógico que guían y dan lugar a diferentes
proyectos curriculares, esta tuvo un auge a partir de la década de los años 60.
Según Walker (1990), citado por Ruíz (1996), el propósito principal de esta teoría
es fundamentar la práctica por medio de un cuerpo de ideas coherentes y
sistemáticas que permitan dar significado a los fenómenos y problemas, así como
guiar en la toma de decisiones de las acciones más apropiadas y justificadas.
El
concepto y el uso del término currículo está claramente influido por las
diversas corrientes filosóficas, psicológicas y pedagógicas; por los adelantos
tecnológicos-especialmente por la incorporación de las tecnologías de la
comunicación al proceso enseñanza-aprendizaje, por la constante transformación
y evolución de las sociedades, y por su movilidad cultural. De manera
consecuente podemos hablar de un currículo basado en enfoques críticos,
institucionales y constructivistas, aunque también en el currículo basado en
competencias.
El
pedagogo británico Lawrence Stenhouse, en su libro Investigación y desarrollo
del currículum, define al currículo como: “una tentativa para comunicar los
principios y rasgos esenciales de un propósito educativo, de forma tal que
permanezca abierto a discusión crítica y pueda ser trasladado efectivamente a
la práctica”. Como se ve, este concepto
es un intento de vincular propósitos educativos con la apertura a la crítica y
su desarrollo en la práctica. Lo cual podría quedar simplificado en el siguiente
esquema:
Un
currículo desarrollado en la práctica implica vincular la teoría con la
práctica en materia educativa, de esta manera surgen tres conceptos, que a
saber son: teoría, práctica y educación, toda vez que estos tres elementos
conllevan a transformar una sociedad.
La importancia de contar con un
currículo
Diseñar
un proyecto curricular significa, además de dejar en claro los principios
anteriores, indicar la manera en que se llevará a la práctica. El currículo,
aparte de contener las características de un sistema educativo, debe contener
la manera de cómo vincularlo con la práctica, de aterrizarlo en las aulas, en
los alumnos y es, de nuevo, donde surge la figura del profesor, porque él es el
único capaz de vincular la teoría con la práctica.
Los
sistemas educativos tienen que estar en constante movimiento, en constante
cambio, por eso se ven en la necesidad de construir, reconstruir o dejar
abierto el currículo; se necesita para su aplicación la capacitación continua
del profesorado, adecuar los centros educativos, elaborar y utilizar diferentes
tipos de recursos para el aprendizaje. Articular estos principios, fundamentos
y enfoques con el alumno, el centro de trabajo y la sociedad, es lo que se
podría llamar la vinculación entre la teoría y la práctica educativa
Para
el logro de las metas delineadas por el proceso de desarrollo curricular en el
sistema educativo, no sólo basta tomar como factores de praxis educativa las
teorías científicas, el diagnóstico de necesidades, la participación de los
elementos del currículum, la determinación de una metodología, la adopción de
nuevos sistemas, ya que los mismos no son factores suficientes para que se
hagan coherentes y positivas, dentro del desarrollo curricular, las acciones y
propósitos educativos; para ello se requiere un esquema que los filtre y
exprese la pertinencia o no de ellos, y determine aproximadamente los factores
aplicables. Hay que tomar en cuenta en la praxis educativa, en los factores del
currículum y en las teorías científicas, a los Modelos como esquemas-filtros,
porque ellos constituyen un mediador entre sí y funcionan como un recurso
técnico para el desarrollo del currículum, dándole una fundamentación al mismo,
desechando las técnicas empíricas y personales que se utilizaban anteriormente.
El diseño curricular,
como proceso de elaboración de un currículo de estudio debe de estar
fundamentado en determinados presupuestos teóricos y metodológicos. Sin
embargo, en la actualidad se observa un desfase entre el nivel de elaboración
conceptual desarrollado en el campo teórico del currículo y las características
de los modelos de diseño curricular propuestos.
El diseño y desarrollo curricular
llevan consigo no solamente el conocimiento de un plan de estudios, sino
también el conocimiento de un fundamento basado en los fines que persigue, la
metodología a emplear en su desarrollo, los recursos para el aprendizaje que se
necesitan, las bases psicológicas donde será aplicado y el conocimiento de la
cultura y el contexto donde se desarrollará.
Los modelos curriculares
son instrumentos que buscan representar gráficamente la realidad de las fases
del procero curricular, muchos de estos ayudan a analizar, diseñar, implementar
y controlar el proceso. Cada currículum es una forma de representar la forma
como se percibe la realidad enseñanza-aprendizaje por medio de las teorías que
se han desarrollado a lo largo de la historia.
Definición de Modelo educativo
Un modelo educativo consiste
en una recopilación o síntesis de distintas teorías y enfoques pedagógicos,
que orientan a los docentes en la elaboración de los programas de estudios y
en la sistematización del proceso de enseñanza y aprendizaje.
En otras palabras, un modelo
educativo es un patrón conceptual a través del cual se esquematizan las partes
y los elementos de un programa de estudios. Estos modelos varían de acuerdo al
periodo histórico, ya que su vigencia y utilidad depende del contexto social.
Al conocer un modelo educativo, el
docente puede aprender cómo elaborar y operar un plan de estudios, teniendo en
cuenta los elementos que serán determinantes en la planeación didáctica. Por
eso, se considera que el mayor conocimiento del modelo educativo por parte del
maestro generará mejores resultados en el aula.
Le invito a ver el siguiente vídeo que resume en una línea de tiempo algunos modelos pedagógicos
Los principales modelos pedagógicos
Existen
numerosas maneras de conceptualizar el aprendizaje, teniendo cada una de ellas
diferentes repercusiones en función de qué efectos prácticos tenga dicha
concepción. Muchas de las ideas respecto a cómo funciona o cómo debe realizarse
el proceso educativo se han elaborado y se han constituido como un modelo
pedagógico.
Tener
un modelo pedagógico nos permite no solo tener una explicación al respecto,
sino también elaborar una serie de pautas que nos lleven a educar y potenciar
determinados aspectos en función del tipo de modelo elegido. Existen gran
cantidad de modelos pedagógicos, a continuación, se presentan las
características y elementos de los modelos:
Modelo Tradicional
Modelo
Tradicional: En este modelo se concibe al estudiante como un ser pasivo, es
decir, un receptor pasivo del conocimiento y objeto de la acción del maestro.
El conocimiento se considera como algo que ya está dado y determinado por un
sabedor exclusivo que es la teoría y/o el docente. La escuela tradicional
aparece en el siglo XVII en Europa con el surgimiento de la burguesía y como expresión
de modernidad. Encuentra su concreción en los siglos XVII y XIX con el
surgimiento de la Escuela Pública en Europa y América Latina, con el éxito de
las revoluciones republicanas de doctrina político - social del liberalismo. En
su forma más clásica, este modelo enfatiza en el papel de la educación para
moldear a los sujetos a través de la voluntad, la virtud, la disciplina y la
ética (Flórez, 2001).
Las
tendencias pedagógicas que lo caracterizan son propias del siglo XIX. Su
concepción descansa en el criterio de que la escuela es la institución social
encargada de la educación pública masiva y fuente fundamental de la
información, la cual tiene la misión de la preparación intelectual y moralmente
a los educandos. La pedagogía tradicional ha dominado la mayor parte de
instituciones educativas a lo largo de la historia de la humanidad, en donde el
maestro cumple la función de transmisor del conocimiento. Es el maestro quien
dicta la lección a un estudiante quien recibirá las informaciones y las normas transmitidas,
se enseña a respetar a los mayores y el aprendizaje es un acto de autoridad.
La
escuela se empieza a estructurarse por contenidos, los cuales deben ser
aprendidos por los estudiantes a partir de la repetición.
El
contenido curricular es racionalista, académico, apegado a la ciencia y se
presenta metafísicamente, sin una lógica interna, en partes aisladas, lo que
conlleva a desarrollar un pensamiento empírico, no teórico, de tipo
descriptivo. Los textos escolares son fundamentales en este modelo, pues en
ellos se encuentra la información que debe aprender el estudiante. El método
fundamental es el discurso expositivo del profesor, con procedimientos siempre
verbalistas, mientras el aprendizaje se reduce a repetir y memorizar; el
proceso docente está muy institucionalizado y formalizado, dirigido a los
resultados y estos devienen en objeto de la evaluación (Flórez, 2001).
De
esta manera, la evaluación en este modelo debe ser reproductora de los
conocimientos, clasificaciones, explicaciones y argumentaciones por parte de
los estudiantes, no solo se evalúa lo que aprendió memorísticamente, sino también
la comprensión, el análisis y la síntesis de los contenidos. Se realizan test
para las evaluaciones objetivas de los aprendizajes de los estudiantes, el
centro de la evaluación es el estudiante, no se concibe la evaluación del docente.
En
resumen, en este modelo la relación maestro-alumno es vertical, en donde el
poder es del maestro, ya que éste posee el saber. La meta del proceso educativo
es la formación del carácter con énfasis humanista y religioso, los contenidos
son disciplinares y el método transmisionista y por repetición.
Modelo
Romántico/Naturalista/Experiencial
Modelos
Experiencial o Activista: En este modelo, el eje del desarrollo es lo que
procede del interior del niño. El estudiante es el centro del proceso
educativo, en donde, la interacción con el conocimiento y la experiencia son la
fuente primaria para la activación de esquemas mentales y la construcción de
conocimiento. Este modelo, rescata al estudiante en su rol de conductor activo
de sus propios aprendizajes, y a la realidad, como el punto de partida y objetivo
del aprendizaje.
El
propósito de la labor educativa es preparar a los estudiantes para la vida,
adaptar a los niños al medio social adulto. Este modelo se basa en los
intereses de los estudiantes e igualmente de lo que pueden aprender, se lleva
un trabajo individual, el estudiante aprende a partir de la manipulación, la
experimentación, la invención y el descubrimiento.
Este
modelo sitúa al docente en un rol marginal de facilitar, auxiliar o animador
responsable de preparar materiales concretos, para que los estudiantes obtengan
la experiencia. Este modelo pedagógico se observa especialmente en la Escuela
Nueva, la cual se caracteriza por la humanización de la enseñanza, al reconocer
en el niño sus derechos, capacidades e intereses propios.
Los
principales pedagogos son: Rousseau, Illich, Neil, Comenius, Pestalozzi,
Claparéde, Ferrer Guardia, Decroly, Montessori y Agustín Nieto Caballero.
Esta
escuela rompe con el paradigma tradicional que explicaba el aprendizaje como el
proceso de impresiones que desde el exterior se incrustan en los estudiantes,
esta escuela defiende la acción como condición y garantía del aprendizaje. Los
programas y los métodos aparecen de los intereses de los estudiantes, cuyos
contenidos son la naturaleza y la vida, organizados de lo simple y concreto a
lo complejo y abstracto.
En cuanto al método, este consiste en la manipulación
y el aprender haciendo, ya que el aprendizaje depende la experiencia, no hay
diferenciación entre el conocimiento científico y el cotidiano, la acción se generaliza
a todas las edades, los recursos permiten la manipulación y la experimentación
de tal manera que se invoquen los sentidos y se garantice el aprendizaje y el
desarrollo de las capacidades individuales. La finalidad de este modelo es
preparar para la vida, permitiéndole al individuo pensar y actuar a su manera;
en cuanto al eje central del proceso, es el estudiante y sus intereses, hay
autoconstrucción del conocimiento, auto educación y auto gobernabilidad, este
modelo carece de una concepción científica de enseñanza (ABC del Educador,
2002).
La
escuela es el espacio para aprender haciendo. En resumen, en este modelo la
relación maestro-estudiante se establece pensando en el estudiante como centro
del proceso educativo y el maestro como un auxiliar de ese proceso. La meta del
proceso educativo es la máxima autenticidad, espontaneidad y libertad
individual de los estudiantes, por tanto, no hay contenidos programados, solo
los que solicite el estudiante. El método consiste en suprimir obstáculos e interferencias
que inhiben la libre expresión (Flórez, 2001).
Modelo Conductista:
Los estudios de Skinner y Pavlov sobre los aprendizajes son las
bases fundamentales del modelo conductista. Este modelo busca generar los
medios para llegar al comportamiento esperado y verificar su obtención, el
problema es que nada garantiza que el comportamiento externo se corresponda con
el mental (Flórez, 2001).
Los
conductistas también conservan la importancia de transmitir el contenido
científico-técnico a los estudiantes como lo plantea el modelo tradicional,
pero enfatizan en las formas de adquisición de los aprendizajes y estos se
evidencian en la observación de sus conductas. El maestro será el
intermediario, dará la instrucción para que el estudiante realice ciertos
comportamientos, la meta es el moldeamiento y modelamiento de la conducta
técnico-productiva en ellos.
En
el conductismo hay un control del aprendizaje con unos objetivos
instruccionales y su desarrollo se enfoca en la acumulación de aprendizajes
específicos.
El
enfoque conductista de enseñanza aprendizaje, a través del mecanismo de
estímulo-respuesta-reforzamiento, se aplicó con cierto éxito a animales
inferiores bajo el control del laboratorio. A partir de estos éxitos, se trató
también de aplicar este mecanismo a los seres humanos, extendiéndose al campo
total de su experiencia pues, sostienen los conductistas, que se han hecho ya
suficientes experimentos en el laboratorio como para concluir que tanto los
animales como el ser humano comportan los mismos procesos básicos, de igual
manera, que en ambos se encuentra un sistema nervioso equivalente. La educación
en este modelo equivale a instrucción y aprendizaje de ciertos conocimientos y
conductas previamente seleccionados y organizados.
La educación se orienta,
sobre todo, a alcanzar mayor rentabilidad y eficacia en el trabajo pedagógico.
Mager citado por Flórez (2001) plantea un procedimiento sencillo para
garantizar la precisión en lo que se quiere obtener del proceso educativo:
1.
Descripción de la conducta que se quiere
adquiera el estudiante,
2.
Definición de las condiciones de tiempo,
espacio, restricciones, etc., bajos las cuales la conducta ocurrirá y se
observará,
3.
Evaluación y verificación del criterio de
desempeño aceptable. Para que ocurran los aprendizajes esperados, se establecen
los refuerzos, ya que éstos los afianzan, los aseguran y los garantizan.
El
refuerzo es el retroalimentador del aprendizaje, pues cuando el estudiante
realiza la conducta esperada se premia para reforzarla (Buena nota), y si no la
hace, se castiga para que la realice (Mala Nota).
Según
la concepción conductista, el hombre puede controlar su propio destino, porque conoce
lo que debe hacer y cómo hacerlo. Parece, sin embargo, que esta concepción es demasiado
simplista de cara a la realidad, ya que los comportamientos no dependen
totalmente de la voluntad del individuo, pues a la hora de la acción se siente
bloqueado por barreras de distintos tipos: social, cultural, económico, político,
familiar, etc. Por último, en este modelo el maestro puede estar presente o no,
pues la instrucción se puede realizar por el maestro, por una guía, por un
programa de computador, entre otras formas.
Aunque
este modelo ha sido muy criticado, las prácticas educativas lo siguen empleando
teniendo presente los siguientes principios del conductismo: aprender haciendo,
practicar o repetir conductas para el desarrollo de habilidades, reforzar
conductas, transferir conocimientos a otros contextos, interrelacionar aprendizajes,
planificar la enseñanza e incentivar la enseñanza individualizada (Flórez,
2001).
En
resumen, en este modelo la relación maestro estudiante se establece desde la programación
o planeación de la enseñanza, el maestro es el intermediario y ejecutor de un
proceso instruccional. La meta del proceso educativo es el moldeamiento de la
conducta técnico productiva en los estudiantes, los contenidos se centran en
conocimientos técnicos como códigos, destrezas y competencias observables, y el
método es por fijación, reforzamiento y control de aprendizajes (Flórez, 2001).
Modelo cognoscitivista/Desarrollista
Modelo
Social-Cognitivo: Este modelo combina el trabajo productivo y la educación como
una interacción que permite a los estudiantes el desarrollo del espíritu
colectivo, el conocimiento científico-técnico y el fundamento de las prácticas
sociales. Sus representantes son Makarenko, Freinet, Freire y algunos
seguidores de Vigotsky (Flórez, 2001).
Por
ejemplo, Antón Semionovich Makarenko se centra en la colectividad y el trabajo
como propuesta pedagógica, el argumentaba que la formación del carácter se daba
gracias a la participación del sujeto en una colectividad organizada,
disciplinada, forjada y orgullosa. El docente organiza el medio social, crea y
organiza la colectividad, ya que ésta es la que educa al individuo. Makarenko
se le reconoce por que fomento la autogestión en las instituciones que dirigió
y el trabajo productivo como forma de autonomía institucional. Su pedagogía se basó
en el esfuerzo, la voluntad y el bienestar colectivo (Trilla y otros, 2007).
Célestin
Freinet por su parte, plantea la necesidad de que la escuela cuente con un buen
material didáctico para que promueva la actividad y el interés de los
estudiantes, en especial, en la escuela rural. Siempre promulgó una escuela
para los hijos pobres del pueblo y articuló la escuela con la comunidad. Entre
sus pensamientos se tiene: el niño es de la misma naturaleza que el adulto; ser
mayor que el estudiante no significa estar por encima de ellos; el
comportamiento del niño depende de su estado fisiológico, orgánico y
constitucional; a nadie le gustan que lo manden autoritariamente; todos
queremos tener éxito; el texto único es un error; el trabajo es natural en el
niño; se aprende en la experiencia; la escuela se convierte en una cooperativa
escolar; entre otros premisas (Trilla y otros, 2007)
Paulo
Freire quién es el representante de la pedagogía crítica, la educación
liberadora y la educación popular, se retoma en este modelo ya que su postura
incluye el trabajo con la comunidad, su liberación y el empoderamiento. Con sus
libros pedagogía del oprimido y pedagogía de la liberación empieza a marcar una
tendencia en América Latina como una pedagogía crítica y de la esperanza.
Criticó a la educación de su tiempo puesto que consideraba que se debía
depositar conocimiento en la cabeza de los sujetos y domesticar conciencias,
por tanto, era necesario desarrollar la conciencia crítica para que los sujetos
no se dejen dominar y alinear, y se puedan liberar de las cadenas que les ponen
los diferentes poderes que existen en la sociedad (Cendales, 2000).
Su
pedagogía plantea que el diálogo en la educación debe establecer una relación
horizontal entre las partes basada en el amor, la humildad, la esperanza, la
confianza y la fe, reconociendo los diferentes saberes. En el diálogo se va
desarrollando la conciencia crítica, la idea es que los sujetos se tornen más
conscientes y deseosos de cambiar su mundo social, cultural y político. En la
dialéctica se da en tres aspectos: realidad, teoría y praxis. Su trabajo no
solo se centró en la escuela, sino en los extramuros, pues el cambio que
incentivó es sociopolítico de modo general. Su metodología más conocida fue la
alfabetización de adultos, que no consistía solo en aprender a leer y a
escribir, sino en procesos de reflexión crítica sobre la realidad social
(Cendales, 2000).
Freire
planteó las siguientes relaciones dicotómicas en la educación y la sociedad: educación
y política, ya que “todo acto educativo tiene una dimensión política”; teoría y
práctica, puesto que “la teoría sin prácticas es palabrería y la práctica sin
teoría es activismo loco”; opresores y oprimidos, “se es opresor o se es
oprimido o comparsa de uno de los dos bandos”; transformación y adaptación, ya
que planteaba que se hace una práctica transformadora-revolucionaria o una práctica
reaccionaria-adaptativa; educación vertical y educación horizontal, en la
primera, el acto educativo es de arriba (maestro) hacia abajo (estudiante) y
caracterizado por la transferencia de conocimiento conocido como educación
bancaria, y la segunda, en donde se presenta una educación dialógica que
facilita el aprendizaje y la conciencia crítica al conversar sobre
problemáticas de la realidad (Trilla y otros, 2007, pp. 331-333).
En
la pedagogía crítica se potencia e incentiva la participación de directivos,
docentes, administrativos, padres de familia, estudiantes y comunidad anexa a
la escuela. Las acciones y reflexiones pedagógicas apuntan a generar
transformaciones sociales, políticas y culturales. La acción pedagógica se orienta
a que los actores involucrados sean sujetos críticos, la actividad del docente
se orienta a acompañar y orientar procesos que desarrollen el pensamiento
crítico y se valoren todos los saberes. Se posibilita el respecto a los diferentes
conocimientos y saberes, generando espacios de encuentro intercultural y
diálogo de los múltiples saberes. Es así, que el modelo social-cognitivo a
partir de sus pedagogos representativos, plantea que los escenarios sociales
permiten la generación del trabajo colaborativo y la solución de problemas colectivos.
De esta manera, se estimula la crítica mutua, la seguridad de sí mismo y el
apoyo mutuo.
En
la pedagogía social o social-cognitiva se privilegia lo siguientes aspectos:
- Los temas o problemáticas para trabajar son tomadas de la realidad concreta, no son ficticios.
- Los temas y situaciones problemáticas se estudian y trabajan de manera integral con la misma comunidad.
- Se realizan procesos de reflexión mutua sobre las ideologías, presupuestos, concepciones y prácticas que tienen los integrantes de la comunidad, se discuten respetando al otro y sin posiciones de autoridad, permitiendo el diálogo de saberes, la argumentación y la persuasión.
Desde
esta postura, el conocimiento y el aprendizaje es una construcción social y
gracias a las interacciones sociales el individuo puede exponer sus puntos de
vista, contrastarlos con los de los demás y modificarlos. En este sentido, es
importante la evaluación, la coevaluación y la autoevaluación. El estudiante o aprendiz
identifica lo que conoce, lo que observa y lo que dicen los demás, valora si le
interesa o no y decide si lo incorpora dentro de sus aprendizajes.
En
resumen, en este modelo la relación maestro-estudiante se establece de forma horizontal.
La meta del proceso educativo es el desarrollo pleno del individuo para la
producción social (material y cultural). Los contenidos de aprendizaje son
polifacéticos y politécnicos. El método es variado según las necesidades, se enfatiza
en el trabajo colaborativo y productivo. (Flórez, 2001).
Modelo Constructivista
Modelos
cognitivos o constructivistas: En este modelo surgen diferentes tendencias o
corrientes, las primeras conciben que la meta del proceso educativo consiste en
que los individuos accedan, progresiva y secuencialmente a la etapa superior de
desarrollo intelectual. Para esto el maestro debe crear un ambiente estimulante
para lograr que el niño o la niña logre la estructura cognitiva superior, no
importa el contenido, este es secundario, lo que importa es el desarrollo
cognitivo del sujeto (Flórez, 2001).
El
modelo cognitivo o constructivista concibe la enseñanza como una actividad
crítica y al docente como un profesional autónomo que investiga reflexionando
sobre su propia práctica, en este modelo. Se percibe al error del estudiante
como un indicador y analizador de los procesos intelectuales, pues para el
constructivismo aprender es arriesgarse a errar (ir de un lado al otro), muchos
de los errores cometidos en situaciones didácticas deben considerarse como
momentos creativos. Para este modelo, la enseñanza es la organización de
métodos de apoyo que permitan a los estudiantes construir su propio saber, se
aprende construyendo la propia estructura cognitiva, el conocimiento se
autoconstruye.
Tres
autores representativos de esta corriente son: Dewey, Piaget y Kolhberg. Para
estos autores la experiencia del vivir es fundamental, ya que contribuye al
desarrollo de los sujetos y en la adquisición de los estados intelectuales
superiores que incluyen el pensamiento, el lenguaje y lo ético-moral (Flórez,
2001). Una segunda corriente del constructivismo, enfatiza en los contenidos
del proceso de enseñanza aprendizaje, en especial, de los contenidos científicos.
En
esta perspectiva, se encuentra Brunner, quien planteaba que cualquier contenido
puede ser comprendido por el estudiante si se enseña en un lenguaje sencillo.
Igualmente argumentaba que, para facilitar la comprensión de los contenidos, se
podría realizar un aprendizaje por descubrimiento, es decir, que los
estudiantes busquen la información y al analizar la información producen sus
propios conocimientos. Por otro lado, se encuentra otro autor representativo, Ausubel,
quien plantea que el aprendizaje de contenidos se realiza no por
descubrimiento, sino por el sentido y el significado que los estudiantes le
confieren, es lo que se conoce como aprendizaje significativo. Este autor, como
los otros del constructivismo, reconocen que los estudiantes tienen saberes
previos, y que desde ahí significaran los nuevos contenidos que se les están
enseñando (Flórez, 2001).
Una
tercera corriente se centra en las habilidades cognitivas, las cuales se
consideran más importantes que los aprendizajes de contenidos. En esta
corriente se encuentran Hilda Taba y De Bono, la primera plantea la importancia
del pensamiento inductivo en los estudiantes, y el segundo, el pensamiento
lateral y creativo (Flórez, 2001).
Sin
embargo, hoy en día, esa discusión sobre si lo más importante es el contenido o
el desarrollo de habilidades del pensamiento en los estudiantes se ha ido
superando, pues los dos son interdependientes, y las habilidades no se dan si
no hay contenidos que aprender y no se aprende el contenido sino hay habilidades
del pensamiento. Una cuarta corriente se conoce como la pedagogía conceptual,
en especial, la desarrollada por Miguel y Julián de Zubiria (ABC del Educador,
2002).
En
esta pedagogía se tiene como propósito de la educación, la formación de
individuos plenos en sus tres dimensiones: afectiva, cognitiva y expresiva. El
currículo es diseñado en forma de hexágono, donde se trabaja las dimensiones
teniendo en cuenta los propósitos, los contenidos, la secuenciación, los
métodos, los recursos y la evaluación.
El
proceso de aprendizaje busca el desarrollo del pensamiento y de las estructuras
o habilidades para su complejización, y estos se realizan a través del
desarrollo de instrumentos (proceso nocional, pre conceptual, conceptual y
propositivo) que permiten a su vez las operaciones mentales y con ellas los
mentefactos (ABC del Educador, 2002).
Otra
corriente se ha denominado enseñanza problémica, en esta se busca que el
proceso de enseñanza-aprendizaje se dé a partir de los interrogantes de la
vida, es decir, surgen de las preocupaciones o intereses de los estudiantes y
desde allí se realizan las unidades de trabajo académico para el estudio y la
investigación. Esta corriente busca la transformación de la práctica social y
cultural de la educación. No tiene planes programados, ni objetivos
establecidos a priori, ni evaluación punitiva, se respeta la capacidad de cada
sujeto para conducir su propio proceso de aprendizaje y realización individual
y social (ABC del Educador, 2002).
Por
último, se encuentra una corriente social en los modelos cognitivos o
constructivistas. En esta se destaca la concepción de un sujeto histórico y cultural,
el aprendizaje proviene de la cultura del sujeto, y resulta consecuente también
el hecho que los docentes posibilitan los ambientes y los procesos de
desarrollo como mediación cultural. La institución es un lugar para reconocer
las identidades, el presente y la evolución de sujeto y su comunidad, y así
mismo, los contenidos definidos tienen una fuerte carga en lo social y en las
interacciones con el otro a través de mediaciones del lenguaje (Flórez, 2001).
Uno
de sus representantes es Vygotsky. Se trata entonces de comprender que el
aprendizaje, en consonancia con lo propuesto, es un hecho mediado, no
necesariamente entre sujetos, pero en definitiva producto de mediaciones que
involucran al sujeto que aprende y lo relacionan con los contextos y
conocimientos construidos con que cuenta.
No
es posible comprender entonces, un proceso de aprendizaje de corte
constructivista que se consolide únicamente en las acciones del sujeto mismo.
La interacción entre el sujeto, el contexto y la cultura es una constante que
sirve como fundamento para la construcción de procesos de aprendizaje. Sobre
esta idea, parafraseando a Carretero (2009) el conocimiento no se consolida
como una copia tomada de la realidad, sino más bien como una construcción
humana que solo puede construirse con los elementos que cada uno tenga para
ello, es decir, con aquellos que se han ido construyendo en la interacción con
el contexto circundante.
En
resumen, y a pesar de las diferentes corrientes que pueda tener el modelo
cognitivo o constructivista, se encuentra aspectos en común que los unen:
1.
La mente del estudiante no está en blanco, ya tiene conocimientos previos que
contribuyen en la significación del mundo,
2.
Se centran en las estructuras, esquemas y operaciones mentales de los sujetos,
3.
Para que los aprendizajes se logren es necesario darles un sentido y un
significado a los contenidos y experiencias vivenciales,
4.
El aprendizaje es el resultado de un proceso de construcción personal –
colectiva.
En
este modelo la relación maestro-estudiante se establece pensando en el
estudiante como centro del proceso educativo y el maestro como un facilitador o
estimulador de experiencias. La meta del proceso educativo es el acceso a un
nivel superior de desarrollo cognitivo-intelectual de los estudiantes, por
tanto, los estudiantes construyen sus propios contenidos de aprendizaje.
El
método consiste en creación de ambientes y experiencias, y en la posibilidad de
que el estudiante investigue (Flórez, 2001). Para cerrar el constructivismo,
Díaz- Barriga (2005) plantea que “el constructivismo enfatiza la existencia de
procesos activos en la construcción del conocimiento, los cuales permiten
explicar la génesis del comportamiento y el aprendizaje” en los sujetos.
Referencias
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Obtenido de Modelos Currículares:
https://mimateriaenlinea.unid.edu.mx/dts_cursos_mdl/pos/ED/CU/AM/09/Modelos_curriculares.pdf
Hurtado, M. P. (Octubre
de 2011). Modelos Pedagógicos y Reflexiones para la pedagogía del Sur.
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